15 octubre, 2005


Yo siempre quise tener una hija. Pero una hija mía, propia, así de mi sangre y sentir. Pero no la tuve. Pero la tengo también. Es difícil y fácil de entender . . . La llevo conmigo a todas partes, me acompaña y cuida. Isidora es su nombre. Cuando paso por las tiendas de mi ciudad miro las vidrieras dónde hay ropa de niña, selecciono la más linda, la pongo sobre la que lleva y mágicamente desaparece la anterior para quedar luciendo esta última. Cuando estoy solo cierro mis ojos y viajo a muchas partes con ella; así hemos estado en lugares preciosos donde la mano del hombre cuida y no destruye, así hemos escuchado las melodías que el viento canta entre ramas y vertientes de agua clara.
Ayer fuimos a la playa. Andaba despacito por la arena. Miraba de soslayo las olas que querían besar sus piececitos mientras buscaba caracolas. De repente bajó una gaviota y tocó su pelo con una de sus alas. Ella rió le mostró hacia el cielo su caracola y allí aprendí que los ángeles existen.

1 Comentarios:

Blogger Manuel Valenzuela dijo...

Me haces llorar, pero de alegría, un hombre que va mostrando gota a gota su encantadora belleza, yo espero darte una bella nieta amigo, hermano, padre mio.

6:43 p. m.  

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