Ayer te vi, sé que también tu corazón me sintió, pero volteaste la cara...ibas contigo misma cuando adolescente reproducida en tu hija. Es igual a ti...tu misma cara, los mismos labios y esos ojos de noche oscura que te besé tantas veces. Hube de volver 40 años, estuviste conmigo sin saberlo durante todo el día, porque no me pude sacar tu refrescada imagen de mi inquieta cabeza. Saboreé nuestro primer beso,cuando me diste una hoja que tenía tu sutil perfume en la que me escribiste un poema y me comparabas con el sol jurando que me amarías siempre. Quizás me amas en tu recuerdo cuando pasas por nuestro banco de la plaza o miras al pasear con tus hijos el tronco del árbol en la alameda dónde aún están grabadas nuestras iniciales. Se los has dicho? ¿Qué andabas con una falda blanca y una blusa que me dejó inquieto por semanas cuando me despertaste tímido a la sexualidad que me originaba pecados? Yo lo recuerdo siempre, aunque hoy camines pausada y te haya sorprendido con tu mirada ausente mientras elegías un champú para tus cabellos más canos en el supermercado. Quiero aprovechar de decirte que nunca te he olvidado, que no debes suponer siquiera que cuando comienza a llover me acuerdo de tu paraguas amarillo y que siempre cuando la vida me da remezones de amargura saboreo en mis labios el caramelo de menta que pusiste en mi boca cuando se apagaron las luces y comenzamos a ver "Mary Poppins" en el Cine Rex, con el dinero que le robé a mi abuela para comprarme un Lucky Strike y pagarnos la entrada la primera vez que entré a platea olvidando mi sello de pelusa.