11 octubre, 2008



AMISTAD
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos... Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. Más el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca. Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra. El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino. Te deseo, hoja de mi árbol, que botes el miedo porque no puede ser más fuerte que tú; los amigos se valoran cuando se conoce la amistad... Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros.
La amistad es un arte . . . si no eres artista en ella jamás podrás gozar lo que ella produce...su ausencia es la soledad...la triste soledad . . . Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad...

03 octubre, 2008


INSOMNIO
No pude dormirme anoche. Me fue imposible porque me sobrepasa la ausencia de no tenerte cada segundo. Tu risa, franca y espontánea choca juguetona contra mi mente y rebota en tu ventana y las tibias murallas de tu casa. El reloj apura su prisa aprovechando de calentar su cuerpo en la noche fría. Por eso el tiempo se nos acaba pronto. Habrá que cobrárselo al verano cuando no hiele.
Me quedé pensando en tantas cosas. En nuestros mundos tan diferentes; en lo mucho que aprendemos: de dónde vengo y vienes.
He construido un cofre con madera de mil años, con barniz de escarabajo y en su interior acomodé terciopelo púrpura con pliegues delicados para protegerte, por que tú eres y serás mi joya; debo guardarte para que no te roben y cual avaro de amor te sacaré de allí cuando esté solo y haya juntado ternuras para así amarte como sabes.

Anduve mucho en la vida, con prisa; hasta cuando el susurro de tu voz me invitó a detenerme a la orilla del sendero. . .acá quiero asentarme, por eso me he quedado recostado con mis sueños y apoyado en mi esperanza que tiene color de madrugada.
Debo ser fuerte para esperarte, para cantar mientras llegas y en el suelo con hojas de otoño construirte un lecho para que te recuestes y me llames, para que entre sábanas de luz de luna, nuestros cuerpos se cubran y se merezcan, insaciables bajo el infinito del cielo.
Cierro mis ojos y recuerdo mil veces desde el momento en que fuimos uno, cuando el mundo se detuvo para que nos amáramos sin límites.
Te quiero así como eres, mi mujer - niña; mi avecita, pedazo de cielo; tierra que sueña mi arado sembrando amor puro y bueno.
Espero que en un pase mágico los minutos, los segundos y las horas se truequen en el día que estemos juntos. Que emerjamos desde la distancia y nos tengamos dónde y cómo sabemos. Te llevaré mis sencillas palabras y mis manos plenas de caricias; te llevaré mis besos que ya saben dónde anidarán, dónde escribirán sus te quiero y en que humedad acurrucarán su ternura.
Espérame con el velo del atardecer y así nos cubramos para amarnos transparentes. Espérame con tu ser dispuesto a tenerme, a recibirme; a que tu palabra se convierta en gemido mientras me dices lo que nadie haya escuchado antes.

Quiero me esperes con cosas simples. Con olor a flores, con brisa de mar y dulzura de abeja inquieta. Aguárdame con tu cuerpo tibio, con el trigo que se quedó en tu pelo y la piel dispuesta a ser papel para mi poesía. Prepara tu respirar, tus latidos; piensa que beberé de ti y trataré de ahogarte entre palabra y besos, para rescatarte cuando estés plena y así reposes acostada en mi . . . cómo sólo los dos sabemos.
Conviértete en gaviota y así contemplemos la inmensidad del mar mientras nos entregamos, sé esponja para contener el sudor del amor y me lo devuelvas cuando me ames de nuevo; sé nube en el cielo, hoja mecida en el viento tibio de primavera.
Yo me convertiré en roca, en árbol, en huracán para cuidarte; que nadie te lleve, que nunca te quiten, que nadie te cierre el espacio para que corras libre hacia mis brazos.
Transformemos el tú y yo en un nosotros, el leño en brasa, la gota en lluvia y el te quiero algún dia en un Te Amo.
Que el amor nos transforme: así enamorados, te convertirás en águila y yo en palomo. . .