21 octubre, 2005

No podìa quedarme en silencio en el DIA NACIONAL DEL CINE. Ante tanto día comercial que existe hoy bien valga dedicar al Séptimo Arte a lo menos 24 horas en que se viva de manera diferente esta manifestación aún de horizontes insospechados.La primera película que vi fue MARCELINO PAN Y VINO, la vida de un huérfano que abandonado a las puertas de un convento fue criado por unos frailes franciscanos en la España del siglo pasado.
Esa experiencia de ver por vez primera una película marcó profundamente mi vida. Ibamos a estudiar el catecismo a la iglesia del lugar los días domingos y un día cualquiera nos dice el cura que veríamos algo mágico. Para nosotros niños pobres que lo que más que esperábamos era el pan con queso color naranja que llegaba de Holanda y la leche en polvo donada por la Alianza para el Progreso eso ya era más que mágico, cuando las más de las veces se comía pan con color y uno que otro pedazo de charqui como aderezo . Entonces cuando nos dijeron eso soñamos muchas noches y también despiertos en el día que de una tela blanca se abriría un mundo diferente para cada uno. Pensábamos tantas cosas que sucedrían cuando se apagara la luz , según nos habían explicado con lujo de detalles y eso, sumado a lo menguado de las informaciones más uno que otro afiche puesto a mal traer en las murallas de la ciudad abría nuestras mentes, conociendo así las primeras ansiedades ante la maravilla que venía de Hollywood.
Llegó el día, a mi me transpiraban las manos y quería apurar el tranco del tiempo para que se iniciara la sesión. La máquina de proyección con su ojo fisgón, los rollos de celuloide que serpenteaban entre el suelo y los mecanismos fueron de sentirse en un mundo surrealista que de encanto subyugó a cada nuno de nosotros.
Se apagó la luz...se encendió la pantalla . . .y el más lindo de los contrastes entre blanco y negro dibujó una calle de un barrio miserable dónde en una casa pintada de pobreza una mujer paría a uno de sus hijos. Se sentía gritar el silencio en nosotros chiquillos palomillas...Nacía Marcelino, personaje de la historia; nacía también en cada uno de nosotros un niño que se daba cuenta que también había otros mundos más allá de esa luz que generaba imágenes. Aprendimos que había pueblos sencillos pero de una limpieza inmaculada al lado del Atlántico, mujeres de moños tomados sobre sus cabezas que ayudaban a soportar la dignidad de sus pobrezas e internalizamos que una camisa blanca bien planchada, una chaqueta y una boina bien llevada podía ser lucida como la mejor de las galas. Sí , España del siglo XX. Niños como nosotros, pero con un aire de diferencia; calles como las nuestras, pero acariciadas más seguidamente por la escoba, edificios donde se quedó el tiempo a esperar otros años para segur su camino. El Cine...las películas....otros tiempos... dónde nos maravillábamos por la belleza de lo simple y para excitarnos no necesitábamos un trasero voluptuoso o un par de siliconas; porque una mirada, el asomo de una rodilla bajo una coqueta falda de un traje tres cuartos o una brizna mecida por el viento y tomada en un primer plano nos podía generar - guardando las proporciones - la más rica e inocente de las calenturas.
Artes

15 octubre, 2005


Yo siempre quise tener una hija. Pero una hija mía, propia, así de mi sangre y sentir. Pero no la tuve. Pero la tengo también. Es difícil y fácil de entender . . . La llevo conmigo a todas partes, me acompaña y cuida. Isidora es su nombre. Cuando paso por las tiendas de mi ciudad miro las vidrieras dónde hay ropa de niña, selecciono la más linda, la pongo sobre la que lleva y mágicamente desaparece la anterior para quedar luciendo esta última. Cuando estoy solo cierro mis ojos y viajo a muchas partes con ella; así hemos estado en lugares preciosos donde la mano del hombre cuida y no destruye, así hemos escuchado las melodías que el viento canta entre ramas y vertientes de agua clara.
Ayer fuimos a la playa. Andaba despacito por la arena. Miraba de soslayo las olas que querían besar sus piececitos mientras buscaba caracolas. De repente bajó una gaviota y tocó su pelo con una de sus alas. Ella rió le mostró hacia el cielo su caracola y allí aprendí que los ángeles existen.

10 octubre, 2005


Escribir para el pueblo - decia mi maestro - ¡ qué más quisiera yo ! Deseoso de escribir para el pueblo, aprendí de él cuánto pude, mucho menos, claro está, de lo que él sabe.
Escribir para el pueblo es escribir para el hombre de nuestra raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas inagotables que no acabamos nunca de conocer .Escribir para el pueblo es llamarse Cervantes, en España; Shakespeare, en Inglaterra; Tolstoi en Rusia. ( ¿ Ochoa ya en Chile ? )
Es el milagro de los genios de la palabra.Por eso yo no he pasado de folclorista, aprendiz, a mi modo, de saber popular.
Siempre que advirtáis un tono seguro en mis palabras, pensad que os estoy enseñando algo que creo haber aprendido del pueblo...

Antonio Machado.
( complemento al artículo anterior )

No fueron una, si no dos, tres o más vueltas las que sin duda habrán dado Neruda, la divina Gabriela y el singular Huidobro desde sus tumbas, hasta lo sucedido ayer cuando en sus lechos silenciosos en que reposan se impusieron del último aporte a las letras nacionales.
La presentación pública del libro de memorias de Carla Ochoa, modelo de sombría y trepadora "trayectoria", produjo este movimiento post mortem de los vates.
Esta incursión literaria de la frívola seudo escritora, contribuye sin duda a registrar la estupidez humana en un país en que excelentes poetas y literatos nacidos con talento, pero con pocas oportunidades, no pueden publicar lo que les sale del alma para contribución al sentir del alma nacional. Ya ni hojas de roneo quedan para que puedan publicar al menos con una sencillez franciscana.
Propongo que el libro sea declarado material de apoyo para los estudiantes chilenos a través del Ministerio de Educación y ella sea propuesta como jurado a los Premios Nacionales para así ser después incorporada a la Academia Chilena de la Lengua.
Aprenderán así nuestros púberes y adolescentes a escalar en la comunidad con malas artes, entre codazos, puntapiés y escándalos de poca monta para así figurar por cosas negativas y frívolas antes que por aportes a nuestro cada vez más alicaído y desgastado acervo cultural. Aseguro en un lustro altos resultados en el SIMCE y la PSU.
En modesto pero apasionado desagravio hoy domingo al almuerzo, leeré a Huidobro de entrada, como plato de fondo alguna prosa de Neruda y cuando vaya al baño entre 15 y 16 horas no duden que me llevare el libro de la talentosa Ochoa.
Artes